Un tanque de oxígeno

A casi dos años de vivir una de las crisis más duras que ha sufrido la humanidad y haber soportado no solo la muerte indiscriminada de cerca de 10 millones de seres humanos, según las cifras que calcula la Organización Mundial de la Salud, la economía mundial y en especial la de los países en vía de desarrollo no completa su ciclo de reactivación, y por el contrario, la brecha que separa a una gran mayoría de sus habitantes que viven en estado de pobreza y extrema pobreza, con el resto de la población, se sigue incrementado, haciéndose casi imposible lograr un nivel de estabilidad social, política y económica que garantice la tranquilidad social y la sana convivencia entre los habitantes.
En el caso colombiano las cifras oficiales no alcanzan a dimensionar el estado real que padecen millones de nuestros coterráneos, pero el reflejo sí se percibe en las medianas y grandes ciudades en las cuales la indigencia, la miseria y el hambre se ha tomado no solo sus sectores apartados o periféricos, como solía ocurrir anteriormente, sino los centros urbanos, comerciales y adyacentes a las sedes institucionales.
Este panorama bastante grave y delicado lo estamos viviendo en Ibagué y nuestro departamento, agravado por la escasez de grandes empresas de producción que generen riqueza y dinamicen la economía. Donde el turismo no es fuente importante de empleo e ingresos y es el sector de servicios de pequeña y mediana escala el mayor generador de los mismos.
De ahí la importancia de fortalecer el trabajo conjunto que en buena hora se viene realizando entre el sector público y privado, haciendo abstracción de cualquier sentimiento de subjetividad política, religiosa o interés económico o social, teniendo como principal objetivo superar las dificultades antes reseñadas y que en lo regional sus consecuencias y secuelas son fácilmente perceptibles.
Aunque existen aves agoreras que quieren construir poderes haciendo trizas los esfuerzos que se vienen haciendo para reencontrarnos como ciudad y región y de esa manera unir capital humano y voluntades para dinamizar nuestra maltrecha economía, es necesario seguir intentándolo, poniendo la mirada hacia adelante y enfocada hacia quienes quieren seguir adelante en este derrotero y no en quienes pretenden seguir poniéndole un palo a las ruedas del desarrollo y la superación real de las dificultades que suelen presentarse.
Por esto es importante resaltar y destacar la labor y esfuerzo que desde lo institucional se viene haciendo y concretando para realizar eventos deportivos y culturales de trascendencia nacional e internacional, y que para el presente nos caen como un tanque de oxígeno para superar esta asfixia crónica que padecemos.