Tiempo de prevención y reflexión

Vivimos uno de los períodos más difíciles y complicados en la historia de la humanidad. Después de dos años continuos de soportar esta mortífera e inesperada pandemia y ante un panorama nada esperanzador, cualquier balance que podamos hacer puede sonar a especulación al no poder contar con elementos suficientes para prever las posibles consecuencias derivadas de las mutaciones que pueda presentar el virus COVID 19.
Nuestra preocupación aumenta porque los mayores problemas y graves dificultades provienen de países altamente desarrollados y en los cuales el nivel de la ciencia, la investigación y el conocimiento superan los estándares promedio universales.
La Organización Mundial de la Salud insiste en la obligación de adoptar y conservar las medidas preventivas para evitar la expansión del virus. Sin embargo, ante tan indispensable medida, surgen las necesidades que la economía, la organización política y los compromisos sociales nos imponen en nuestro diario vivir.
El gobierno nacional ha logrado avanzar en el proceso de vacunación y aunque la meta de obtener la inmunidad de rebaño parece inalcanzable, los niveles de contagio están muy distantes del promedio universal, lo cual nos ha creado una actitud positiva y ha generado una notable reactivación económica y confianza social.
Destacable lo que a nivel departamental y municipal han conseguido los establecimientos públicos y privados encargados de prevenir, proteger y erradicar el contagio del virusy sus diferentes mutaciones. Una labor que aunque generó en sus inicios crisis hospitalaria por la poca disponibilidad de Unidades de Cuidados Intensivos, con gestión e inversión logró superarse, a tal magnitud que el departamento no solo ha logrado satisfacer sus propias necesidades, sino además ha contribuido a que entidades territoriales vecinas puedan tener un valioso apoyo en la infraestructura hospitalaria regional.
En dos años, el departamento del Tolima ha logrado superar lo que parecía en un principio inalcanzable. Hecho que nos ha generado confianza social, mala consejera para ir avanzando en el proceso de superación total de la crisis, porque las medidas preventivas poco a poco han ido desapareciendo y aún el enemigo está presente, y sus niveles de contagio pueden aumentar en cualquier momento y bajo las mismas o peores circunstancias en las que nos contagió.
Con la temporada decembrina se acrecenta el turismo y un gran número de servidores públicos disfrutan de las vacaciones colectivas, circunstancia que es necesario tener en cuenta al momento de compartir fuera de nuestros hogares.
Las medidas que limitaban la movilización vehicular y ocupación de establecimientos públicos y comerciales desaparecieron, lo que nos obliga a continuar guardando personal y socialmente las medidas preventivas, como única garantía individual y social de prevenir el contagio y aumentar la presencia del enemigo mortal.