Polarización

Winston es un todero (pintor, electricista, plomero, carpintero) a quien llamé para la instalación de una lámpara. Cada vez que tenía la oportunidad no me hablaba del trabajo que estaba realizando –con los audífonos oyendo noticias- me machacaba que Santos era un traidor, que Uribe era un héroe y, con irritación, conversaba utilizando maldiciones a los comunistas y guerrilleros. Winston, tiene 4 hijas menores y durante la pandemia le ha tocado vender parte de sus herramientas de trabajo para subsistir.
Este episodio me hizo reflexionar, y examinar el tema de moda: la polarización.
Políticos, analistas y mercachifles, despotrican diciendo que los males de la humanidad son por la POLARIZACIÓN (polos opuestos), termino que sugiere la división de la opinión pública en posiciones opuestas. Pero esto no es negativo, lo que es perverso es mentir (Trump como no es perdedor, hizo trampa para ingresar a la Universidad de Fordham en 1964 pagando a otro estudiante para que tomara el examen de ingreso por él) e imponer su verdad y exagerar para negar acuerdos, para gobernar y perpetuarse en el poder.
La polarización se da a todo nivel. Ahora, para escapar del confinamiento la familia entró en contradicción para determinar dónde salir el fin de año: un grupo pidió ir a Tuta (Boyacá) y el otro a París. En vista de que no hubo acuerdo, por consenso, nos quedamos en Guasca sin resentimiento.
Frecuentemente hay polarización social frente al desarrollo de una obra. Por ejemplo, en Bogotá frente al Metro si era mejor subterráneo o metro elevado. O igualmente, con el paso del Transmilenio por la carrera séptima.
El sistema democrático se construyó y se sigue construyendo precisamente para establecer los mecanismos para dirimir los conflictos políticos, sociales y culturales.
No le debemos tener miedo a la polarización. La polarización positiva, es la esencia de la democracia. Es ahí donde cada ciudadano ve reflejada su visión del mundo, sus anhelos de progreso y sus posibilidades de cambio; la regla es respetar el pluralismo, la oposición o la disidencia.
Lo que debemos es rechazar la polarización negativa que utilizan los demagogos y líderes sin escrúpulos, que incendian un país para salvarse a sí mismo.
Ellos, manipulan las emociones de sus adeptos para propósitos individuales; dividen entre ellos o nosotros, amigo enemigo o cooptan una clientela para perpetuarse en el poder generando un sectarismo y fanatismo político que les da derecho a imponer su verdad. Promueven la corrupción, fragmentan, desorientan la opinión pública con el apoyo de los grandes medios de comunicación y las redes sociales. Son xenofóbicos, homofóbicos, patrioteros, amantes de las noticias falsas y de los nacionalismos a ultranza. Los líderes que polarizan negativamente, por lo general son narcisistas, petulantes, mediocres intelectualmente, cuyas falencias las encubren con el populismo. Se apoyan en el miedo y la ignorancia e imponen su maldad con autoritarismo.
Las medidas sanitarias para contener el COVID 19 también se ha visto afectadas por la polarización política negativa, de manera grave, gobernantes que se burlan y rechazan el uso de las mascarillas, la aplicación de la vacuna o el distanciamiento social. Por ejemplo, en Estados Unidos observaron que los Demócratas eran más respetuosos de seguir los lineamientos sanitarios, mientras millares de Republicanos seguían al pie de la letra las recetas de Trump quien elaboró un relato alternativo a la realidad y sus seguidores viven en ese refugio ficticio, con las consecuencias que todos conocemos.
Volvamos a nuestro tema de la polarización política. La confrontación actual en Colombia no es de ideas o sobre obras públicas a implementar, es de poderes, de culto y lealtad al líder (caso de Winston).
Aquí lo que observamos es una serie de vendettas personales y partidos o agrupaciones políticas. La fragmentación se produce porque manejan más la forma que el fondo, se agrupan para derrotar al otro, no para discutir ideas. El respeto a las reglas de la democracia (las que Trump violó con su eterna mueca ególatra) nos permite evaluar el nivel de cultura democrática que asumimos.
La polarización (positiva) le da la bienvenida a las ideas, a la propuesta, y vencedores y vencidos en democracia aceptan el veredicto sin incitar a la violencia o al ajuste de cuentas. Entender de que frente a las discusiones hay intereses ideológicos, la política es para generar el debate, centrarse en los asuntos que inciden en la gente, solucionar lo que afecta la vida de las personas y su misión es lograr el progreso y la felicidad.
Desconfíe del político que obstaculiza la polarización positiva, ese seguro va es a robar, es una neutralidad dañina que no conduce al cambio, niega la crítica, alienta la ignorancia y conduce a la pasividad.