Milicias digitales: clic

Las milicias digitales deben conquistar los espacios de Facebook, WhatsApp, Instagram, Twitter o de redes alternativas. Retwittear, citar el tweet, responder, compartir tweet, clip a me gusta es el quehacer diario.
En el siglo XX era costumbre de los candidatos y los partidos políticos tener pregoneros para animar las campañas electorales. Algunos pregoneros ejercían como profesionales, es decir, alentaban a los electores de acuerdo al pago y no por las ideas de los partidos; otros eran los hijos de los empleados públicos que debían pagar el “favor”, y otros quienes aspiraban ingresar a la burocracia y tenían que mostrar su afinidad por si ganaba el candidato. Había todo tipo de comparación de quién tenía más adeptos, quienes gritaban más y en algunas ocasiones los más beligerantes de cada bando se trenzaban con palabras soeces o a trompadas. Su intención era dar la sensación que su candidato era el ganador. El pregonero – en su mayoría jóvenes y familias en búsqueda de empleo – ejecutaban rituales y parafernalias (gorras, banderines, pendones, papayeras y baile) que causaban risa y entretenían la contienda electoral. El término “saca micas” era el más usado y hacer bulla era su cometido. Quien tuviera la billetera más abultada multiplicada su imagen con su “maquinaria aceitada”. No había poste de la luz y paredes de la ciudad que se salvaran de los pregoneros pegando afiches. Los conflictos internos se generaban por la repartición de los refrigerios y la demora de los buses.
Hoy esta “guerra” no es a trompadas, pero es letal: CLIC en el botón digital. La competencia conlleva a dar noticias reales o falsas porque el golpe debe ser contundente. La búsqueda de información sobre la intimidad del candidato es la tarea favorita para conocer sus debilidades y así descalificarlo; después vienen las descalificaciones ideológicas: comunista o fascista. Anteriormente OLIGARCA o MAMERTO.
Los partidos y candidatos tienen sus asesores especialistas en marketing político (de alto costo) constituyendo milicias digitales cuyo objetivo es informar y desinformar, injuriar y calumniar, porque lo importante es permear al usuario. Su faena es aplaudir, insultar, amenazar, denunciar, prometer y convocar actuando mecánicamente y no permitir la pluralidad política. El desahogo social lo manipulan a través de ese clic.
Las milicias digitales deben conquistar los espacios de Facebook, WhatsApp, Instagram, Twitter o de redes alternativas. Retwittear, citar el tweet, responder, compartir tweet, clip a me gusta es el quehacer diario.
Las milicias digitales cumplen las órdenes del estratega que tiene una postura ideológica y su fin es mediático. Caso concreto de milicias digitales: Trump convirtió su derrota en un fraude electoral y la toma del Capitolio su catarsis.
También hay milicias digitales oficiales: cualquier denuncia de la oposición la convierten en un proceso de desestabilización de las instituciones y el quiebre moral de las “gentes de bien”. Las instituciones del Estado hoy capacitan en estrategias de redes sociales.
Todas las esferas sociales se ven permeadas por las tropas digitales. Las instituciones financieras no se escapan de estas confrontaciones que rápidamente convierten sus abusos en señalar que manos oscuras quieren crear un PÁNICO FINANCIERO. La controversia frente a la minería en campo abierto es un ejemplo de cómo las compañías nacionales e internacionales defienden sus inversiones con sobornos y sus milicias digitales contrarrestando las denuncias de los ambientalistas con señalamientos infames y algunos terminan asesinados por su oposición a la minería ilegal.
Derrotar anímicamente al opositor y sus seguidores se convierte en una obsesión donde todo es admitido.
Atacar y contraatacar. Los seguidores de cada bando hacen replay sin decantar la información y así se vuelve viral. De victimarios pasan a ser víctimas, de corrupta pasa a ser virtuosa y la sociedad le sale debiendo y ninguno puede dudar de su honorabilidad so pena de ser enjuiciado.
El éxito es que la información se multiplique y que genere controversia; que la noticia local pase a ser regional, nacional e internacional. Cuando esto sucede consideran que han derrotado al contrincante. No les interesa que días después rectifique, el “daño ya está hecho”.
En medio de estas confrontaciones del CLIC, los grupos independientes crearon sus redes y al no tener vínculos con el poder político o económico, investigan y dan información sobre corrupción o hechos antiéticos de los políticos y funcionarios públicos.
Entendamos: toda referencia tiene su finalidad ya sea para transformar ideas, modificar comportamientos o cambiar costumbres. ¿Cuáles se acercan más a la realidad? Ahí radica la habilidad para discernir los datos. Hacer daño es fácil, reparar el daño, una misión titánica y nuestra responsabilidad social debe de ir de la mano de la coherencia y transparencia.