La política exterior bajo el gobierno Duque

Ad portas de finalizar el presidente Iván Duque su periodo constitucional, la política exterior colombiana compila una serie de impases internacionales que dificultan las relaciones bilaterales con diversos países.
Un primer análisis deja entrever la presunta politización del servicio diplomático exterior, lo que ha creado una serie de circunstancias que cuestionan la credibilidad internacional del actual gobierno. Además, de avivar la tensión con diferentes países.
Entre los episodios más recordados aparecen: las relaciones con Venezuela, elemento que dificulta el restablecimiento del orden público en la frontera y que culminó con el fracaso de la iniciativa “cerco diplomático”; la injerencia taxativa del partido de gobierno en las elecciones de los Estados Unidos, principal aliado estratégico del país; la tensión con los servicios diplomáticos rusos y; la preocupación de la Unión Europea por la implementación de los acuerdos de paz.
¿Buscando pelea con Rusia?
El 22 de diciembre del año 2020 los medios colombianos reportaron la expulsión de Alexánder Belousov y Alexánder Páristov, miembros del servicio diplomático ruso. Según expresó la institucionalidad colombiana, estos fueron “acusados de realizar actividades incompatibles con sus funciones”. Aunque la cancillería colombiana nunca utilizó el término “espionaje”, los medios de comunicación, cabe mencionar sin sustentar rigurosamente lo expresado, hicieron mención a la presunta labor de inteligencia y obtención de información por parte de los diplomáticos, específicamente información sobre infraestructura energética, tecnológica y militar.
La cancillería rusa protestó por el hecho y aplicó el principio de proporcionalidad diplomática, expulsando a dos diplomáticos colombianos.
Por otro lado, el 19 de abril del año 2021 un avión Iliushin-96 400VPU que, entre otras cosas es una aeronave demasiado llamativa, ingresó “ilegalmente” al espacio aéreo colombiano. Apenas este fue detectado se enviaron 2 cazas de combate Kfir para obligarlo a retirarse, la instrucción fue acatada de inmediato.
La cancillería de Colombia protestó por esta incursión y nuevamente trajo a colación la sospecha de espionaje. Sin embargo, se corroboró posteriormente que el avión ruso sí tenía permiso de las autoridades colombianas. El problema radicó en que este ingresó por un punto distinto.
Este hecho generó suspicacias, la posible compra de aviones cazas en Colombia para ello se destinaron $345.000 millones de pesos en flotas aéreas y misiones aero espaciales dentro del presupuesto general para el año 2022. Para algunos miembros de la oposición, el episodio del avión ruso tenía como propósito justificar esta nueva adquisición militar.
Otro episodio que puso en vilo las relaciones bilaterales con Rusia fue el “ciberataque” que tuvo lugar en marzo del 2021. Según el ministro de Defensa Diego Molano, el hackeo era de origen ruso y tenía como propósito generar caos en las protestas que en ese entonces vivía el país.
Sobre este hecho se supo después, a través de una denuncia de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), que no se trató de un ataque, sino de un auto ataque. Según la investigación, fue una estrategia publicitaria a cargo del departamento de comunicaciones del ministerio junto a la compañía Alotrópico S.A.S, cuyos servicios fueron contratados por un valor de 900 millones de pesos, con el propósito de “mejorar la percepción que se tenía del ministerio”.
El último pronunciamiento sobre Rusia tuvo lugar en el marco de la ocupación de Ucrania. En este nuevo capítulo la canciller y vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, condenó al gobierno ruso y se ofreció a fungir como mediador entre las partes en conflicto. Si no se tenían buenas relaciones iniciando el periodo constitucional, ahora que Rusia afronta las sanciones de todo occidente, es previsible que la distancia persista.
“La dictadura de Maduro tiene las horas contadas”
Es evidente la enorme distancia ideológica entre los gobiernos colombiano y venezolano. Sobre este principio, el gobierno de Iván Duque diseñó, con el propósito de lapidar al chavismo, una estrategia de injerencia directa denominada “Cerco Diplomático”. Estrategia que constaba de tres puntos: apostar por Juan Guaidó para que hiciera la transición en Venezuela; expresar que la única salida era un golpe de Estado; y, apoyar irrestrictamente las sanciones que los Estados Unidos de América le imponían al vecino país. En este proceso, el primero de febrero del año 2019 el presidente Duque expresó al mundo la famosa frase “a la dictadura le quedan pocas horas”.
Pese a una dedicado y comprometido trabajo, el cerco diplomático fracasó. De hecho, Maduro negoció la participación de la oposición, incluidos los que apoyan a Juan Guaidó, en las elecciones regionales del pasado mes de noviembre. Para llegar a ello, el oficialismo venezolano cedió en tres puntos: reformó el Consejo Nacional Electoral, otorgó indultos a dirigentes de oposición en aras de “promover la reconciliación” y, judicializó casos de violencia policial que antes no admitía.
En dichas elecciones el Partido de gobierno obtuvo 3’722.656 votos, la plataforma de oposición más radical obtuvo 2’139.543 votos y, otra oposición, que ya había accedido a participar en elecciones, obtuvo 1‘.363.003 votos. En total la oposición consiguió 120 alcaldías de 335 totales.
Por último, es importante mencionar que, desde que el mandatario colombiano pronunció la famosa frase, hasta el cierre de la presente edición, han pasado 27 mil 7 millones 9 mil 104 horas y aún no termina el gobierno de Nicolás Maduro.
Injerencia en la campaña de Estados Unidos
Otro de los grandes errores en la política exterior de la administración Duque, consistió en la injerencia del gobierno colombiano sobre las elecciones de USA y el grave daño a las relaciones con Washington.
El presidente Biden expresó, previo a la posesión, que “quienes hayan intervenido en la desinformación, en las elecciones de EE. UU. enfrentará consecuencias”.
En aquél entonces el embajador de Estados Unidos, Philip S. Golberg, instó a los políticos colombianos a evitar involucrarse en el proceso electoral de este país. Luego de ello, el Partido Demócrata anunció investigaciones desde el Congreso para determinar el papel de Colombia en la campaña de desinformación de este proceso electoral, proceso que, recordemos, terminó con la toma del capitolio.
Sobre este episodio se recuerda un apoyo explícito a Donald Trump por parte de algunos políticos colombianos. En medios de EE. UU. afirmaban que políticos del partido Centro Democrático decían repetidamente que Biden era comunista y socialista. Incluso, el entonces embajador colombiano Francisco Santos, participó en eventos del Partido Republicano en el Estado de la Florida.
Desde la posesión de Biden el 20 de enero del año 2021, no había existido ningún tipo encuentro oficial entre el presidente colombiano y el mandatario norteamericano, elemento que evidencia las difíciles relaciones que se viven con aquel país. Sin embargo, producto de los sucesos en Ucrania y la preocupación de la administración Duque por la presencia rusa en Venezuela, se logró pactar un encuentro formal entre los mandatarios el pasado marzo. ¿Se le apareció la virgen de la política exterior al gobierno colombiano con la guerra en Ucrania?
La protesta internacional por la no implementación de los acuerdos
Los últimos hechos, en donde se evidencia la difícil situación en materia de política exterior que atraviesa el gobierno Duque, tuvo lugar en los últimos 4 meses. El 26 de noviembre del año 2021 Eamon Gilmore, representante especial de la ONU para Derechos Humanos y enviado especial para el proceso de paz, instó a Duque a “dejar atrás el lenguaje de fracaso frente al acuerdo de paz”, pues para la organización internacional, éste, aún con sus impases, ha sido un éxito.
De otro lado, el 15 de febrero del presente año, un importante número de eurodiputados protestaron por la presencia de Iván Duque en Bruselas y su participación en la plenaria del Parlamento Europeo. En esta oportunidad líderes del viejo continente lo increparon por la implementación de los acuerdos de paz, el asesinado de líderes sociales y la violencia policial en las protestas del año pasado.
Aunque el Presidente Biden se reunió en la Casa Blanca con Iván Duque, y prometió lograr su inclusión en el club de amigos y beneficiarios de la OTAN, estos aparentes beneficios en nada logran hacer olvidar la cadena de errores de su mandato.
A cuatro meses de entregar la banda presidencial, la política exterior colombiana acumula fracasos y pierde credibilidad. El nuevo mandatario de Colombia estará en la obligación de delegar un servicio más diplomático y menos politizado.