¡Ibagué se hunde!

Uno de los más graves problemas en infraestructura vial de Ibagué, se genera por la falta de mantenimiento y reparación después del arreglo de las redes de acueducto y alcantarillado. El IBAL acusa a los contratistas y los contratistas que reparan los daños, dicen que la obligación de hacer la reparación de vías es del Municipio. Y entre estas disputas la comunidad es la más perjudicada. COFRADÍA presenta una dimensión del delicado problema.
Aunque Ibagué tuvo un incremento de 0,17 puntos en el Índice de Competitividad de Ciudades 2020, conservó el puesto 14 de 32. En este índice se revisan indicadores que permiten crear un entorno atractivo para el desarrollo de la actividad productiva, elemento relevante para afrontar la difícil situación de empleo que ha venido soportando la ciudad desde hace varios años.
En el caso específico de la infraestructura, no garantizar el suministro de servicios públicos o vías propicias para la circulación de bienes, capitales, materias y energías, incide sobre el normal desarrollo de la actividad productiva y la dinámica empresarial del municipio. Por ende, avanzar sobre estos indicadores estimula y crea mejores condiciones para la inversión privada y, como efecto directo, la oferta de empleo.
La red de acueducto y alcantarillado, un problema de grandes proporciones.
Además del coletazo sobre la actividad productiva y la demanda de empleo en el municipio, mejorar la infraestructura vial de la ciudad también tendría efectos positivos sobre la calidad de vida, la salud y la protección de derechos. El asunto es que en el caso específico de la red de acueducto y alcantarillado, que por su colapso, además de otros motivos, viene generando enormes cráteres en las carreteras de la ciudad, es un problema histórico que no podrá resolverse en una sola administración.
La Revista Cofradía entrevistó al ingeniero civil José Rodrigo Herrera, actual gerente del Ibal, y le consultó sobre la magnitud del problema, el plan de acción del Municipio para afrontarlo, los criterios sobre los que se prioriza la intervención de algunas vías y lo que se ha adelantado en estos 19 meses del periodo 2020-2023. Esto fue lo que nos dijo:
“La red de alcantarillado tiene 876 km, de estos el 70% requieren reposición ya que fueron construidos hace más de 40 años, en materiales como mortero y concreto, cuya vida útil es de 25 años. Por otro lado, la red de acueducto tiene más de 900 km, de los cuales el 40% requieren reposición ya que fueron construidos hace más de 50 años. Para ejemplificar la magnitud del problema, lo que se requiere reponer es equivalente a la distancia entre Ibagué y Santa Marta”.
“Todo lo que tiene que ver con saneamiento básico, construcción de plantas, trata de aguas residuales, además de la reposición de la redes y la posterior pavimentación de las vías intervenidas, tiene un costo de 2 billones de pesos”. Luego agregó: “Sabrán entonces ustedes que no se puede solucionar todo el problema en una sola administración.” Afirmación que es imposible no conectar con lo expresado recientemente por el alcalde de la ciudad, cuando aseguró que en su administración, Ibagué dejaría de ser conocida como “Ibahuecos”.
“El Ibal tiene una tarifa establecida de $3.000 millones de pesos por año, imagínese cuántos años se requieren para solucionar el asunto”, expresó el gerente. No obstante, también mencionó que entre el Ibal y el municipio se invertirán $15.600 millones de pesos para la reposición de 15 km. Vale la pena recordar que la última vez que se hizo una gran inversión fue a través del convenio 1170, firmado el 16 de mayo de 2017, en donde se intervinieron 80 calles, y un total de 12 kilómetros.
Teniendo en cuenta que los recursos alcanzan para intervenir algunas calles y otras no, además de las quejas de líderes comunales sobre solicitudes de intervención negadas o puestas en espera, le consultamos al gerente del Ibal por los criterios de selección para su reparación. Según Herrera, las vías beneficiarias se escogen o priorizan teniendo en cuenta las acciones populares interpuestas por la ciudadanía y las órdenes judiciales que datan desde el 2014, además, algunas calles por emergencia de hundimiento también son intervenidas. “Lo anterior hace que algunos se pongan bravos porque sus calles no fueron intervenidas, pero debemos cumplir con lo legal”, manifestó Herrera, no obstante, líderes consultados aseguran que la prioridad obedece más a quién apoyó y quien no apoyó en campaña.
Por último, cuando le preguntamos por lo que se ha hecho en lo que va del periodo, expresó que por emergencia de hundimiento se han intervenido 4 km, además de las cuadrillas del Ibal, el despliegue de maquinaria y el mantenimiento de tuberías.
¿Inconsistencias en la información?
El pasado mes de mayo el gerente del Ibal manifestó a los medios locales que entre el año 2017 y el año 2021 se intervinieron aproximadamente 15 km de red de alcantarillado. Según las cuentas del funcionario, esta intervención influyó para que el requerimiento de reposición pasara del 83% al 81%. Ahora, teniendo en cuenta lo manifestado a Cofradía, que en la actualidad el 70% de la red de alcantarillado requería cambio, estaríamos hablando de una reducción del 11% en apenas 2 meses. ¿Es posible reducir un 11% en kilómetros de red de alcantarillado obsoleto, en apenas dos meses, teniendo en cuenta que el Municipio tardó 3 años y 5 meses en disminuir un 2%? ¿No habló de 4 km reparados en 19 meses?
Aunque evidentemente pudo tratarse de un lapsus, las cifras por donde se le miren presentan un proceso de largo aliento, que debido a la negligencia histórica hoy posee magnitudes vergonzosas. En este escenario, la ciudadanía debe ser paciente y veedora de una progresiva, sostenida e innegociable actualización de las redes de acueducto y alcantarillado y, por otro lado, esta administración y las futuras, deben trabajar arduamente, sin dilaciones y sin titubeos en el problema, con voluntad y con planeación, producto de un proyecto de ciudad y no necesariamente por las denuncias hechas en los medios de comunicación, pues sus beneficios para la vida digna, la salud y la actividad productiva del municipio es una necesidad de todos.