Habitantes del sur de Ibagué, ya no creen en nadie

El llamado “Acueducto Complementario” se ha convertido para los cerca de 100 mil habitantes de las comunas 11, 12 y 13 de Ibagué en una tortura interminable. La solución al principal problema que padecen las personas que viven en más de 70 barrios del sur de la ciudad, es una promesa incumplida después de cada elección, por lo que ya no creen ni quieren creer en nadie.
Andrés Fabián Hurtado, alcalde de Ibagué, dice querer ‘meterle el acelerador’ a la culminación del Acueducto Complementario que tras 25 años de haber sido concebido y girado incontables recursos para su realización, sigue sin concluirse.
Hurtado prevé terminar en estos dos últimos años la fase II etapa I del proyecto, dejada ‘a medias’ durante la gerencia del ingeniero José Alberto Girón Rojas;. Aspira a construir el tanque y la Planta de Tratamiento de Agua Potable (PTAP) en Boquerón, junto con las interconexiones a los 16 acueductos comunitarios.
Esta última decisión retomaría parte del diseño original elaborado por la firma Estudios Técnicos, cuyo fin era llevar la tubería desde la bocatoma de Coello, Cocora hasta el sector de Boquerón, construir una PTAP para 800 litros y suministrar por gravedad el vital líquido al sur de la ciudad.
No obstante, durante el mandato de Guillermo Alfonso Jaramillo y siendo gerente Girón Rojas, se le dio un vuelco al proyecto y se optó por llevar la tubería desde Cocora a la PTAP de La Pola para ser tratada, y posteriormente bombearla y devolverla a los barrios del Sur.
Este cambio generó una ola de protestas de las comunidades en el año 2019, pues no solo aumentaría el costo de la prestación del servicio, sino que postergaría la construcción de la PTAP hasta el año 2043.
A pesar del inconformismo y protestas de las gentes del sur de Ibagué y diversos sectores políticos, el alcalde Jaramillo hizo caso omiso a estos reclamos, pues esta iniciativa hacía parte de las cuatro propuestas elaboradas por la consultora Grucón, dos de las cuales incluía la PTAP y las otras no.
Lo sorprendente, es que Guillermo Alfonso Jaramillo, en plena campaña a la alcaldía de Ibagué (2016 – 2019) salió en televisión en el noticiero nocturno de Caracol “bañándose” con un balde vacío, mofándose de los anteriores alcaldes porque no habían solucionado el problema del agua de los barrios del sur, y expresando que sería el “Mesías” que haría que los habitantes de este importante sector de la ciudad se bañaran con agua y no con viento como lo daba a entender él. Un engaño más que los cerca de 100 mil habitantes del sur no olvidan.
Una buena idea, con varios interrogantes
La propuesta del actual alcalde es construir la planta para tratar 182 litros por segundo de agua cruda, lo cual reduciría ostensiblemente los costos de la obra y suministrar por gravedad a los acueductos comunitarios. De esta manera, se eliminaría el sistema de bombeo que aumentaría el costo de la venta y prestación del servicio por parte del Ibal a la comunidad.
Según fuentes allegadas a esta redacción, la ejecución del proyecto deja algunos interrogantes con respecto a las obras contratadas por la pasada administración del médico Guillermo Alfonso Jaramillo.
Una de ellas, es saber ¿qué pasará con la tubería instalada por el consorcio Acueducto 2017 para devolver el agua tratada de La Pola a los barrios del Sur de la ciudad? Además, dicha tubería es de 20 pulgadas con capacidad de conducir 1.008 litros por segundo que se reducirán a 800 litros con la puesta en funcionamiento de la PTAP. De esta manera, la inversión en estas obras debió ser menor. ¿Falta de planeación, habría detrimento?
Millonaria inversión sin funcionamiento
Durante el mandato de Jaramillo se culminó la primera fase que comprendió la instalación de la tubería desde el kilómetro 0 al 4+700, obra contratada por Findeter por valor de $11.000 millones.
La financiera territorial incluyó en la revisión de los diseños la construcción de un muro de contención en el PI4 y le asignó presupuesto. Sin embargo, como el Municipio no contaba con los recursos para la época, se inició la ejecución sin incluir la obra de estabilización.
Para el 2017, el Ibal adjudicó el contrato número 202 y así poder culminar la instalación de la tubería hasta la planta de tratamiento en La Pola. La inversión inicial fue $27.442 millones, pero mas tarde fue adicionado en cerca de $15.000 millones.
El gerente de la empresa de acueducto, José Rodrigo Herrera, informó que al contrato se le terminó el plazo de ejecución y aún falta por finiquitar tramos en un total de 1.2 kilómetros.
Estas obras deben ser nuevamente licitadas, para lo cual el Ibal celebró un contrato de consultoría con la firma Grucón, que deberá entregar un informe del estado actual de las obras ejecutadas.
Por último, está la obra de construcción del tanque de almacenamiento en el barrio Miramar y la cual se encuentra suspendida. Su avance es superior al 90 % y su inversión supera los $14.000 millones.
La preocupación de las Juntas Administradoras
Humberto Leal, hace parte de la Junta Administradora del acueducto comunitario del barrio Miramar. Según el líder cívico, la propuesta es buena, pero se debe buscar que la fuente que suministrará el Ibal sea una alternativa o empleada en casos de emergencia, porque la venta de agua en bloque es demasiado costosa.
Como es conocido, la mayor parte de los acueductos comunitarios no son autosostenibles y no pueden adquirir cuentas bastante grandes con el Ibal.
«Es muy buena la interconexión, pero el hecho de interconectar los acueductos es que terminamos siendo tercerizados, porque van a utilizar la infraestructura de nosotros, pero el agua que se nos va a dar no es gratis. Es una venta en bloque, entonces terminan utilizando la infraestructura de los acueductos comunitarios para vender agua sin hacer la inversión para la distribución, pero finalmente al que le sirve es al usuario», sintetizó.
Según Leal, aunque el Gobierno Municipal se comprometió a entregar la construcción de la PTAP en dos años, el panorama no es optimista.
«Hay que divisar qué viene, no soy tan optimista de que esto se dé en dos años, pero en cuatro años nosotros ya debemos contar con la planta de tratamiento y la interconexión, pero también hay que saber qué va a pasar, pues como ese no es el fin, sino saber cómo voy a operar, cuáles son mis gastos adicionales eso es lo que hay que divisar», concluyó.