Estados Unidos elige presidente

Foto Univisión
En 4 días se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en los Estados Unidos de América. Para entender mejor el proceso y las diferencias entre los candidatos, se exponen algunos elementos del sistema electoral estadounidense, el cuerpo ideológico de cada candidato y algunas propuestas o posiciones clave.
Sistema electoral
Aunque el sistema electoral suele subsumirse a un asunto estrictamente procedimental, en el que los electores, según Dieter Nohlen, “expresan sus preferencias y éstas a su vez se traducen en escaños o cargos de gobierno”, en un sentido más amplio, éste es también en principio mayoritario o proporcional, reglamentación técnica, es división del territorio en circunscripciones electorales, es formas de la candidatura, es asignación o adjudicación de escaños, es método de cómputo, e incluso, son aquellos fenómenos relacionados con la elección, que no pertenecen al sistema electoral, por ejemplo, el sistema de partidos, la injerencia de actores extranjeros o las maquinarias electorales. Sobre este sentido amplio de la categoría “sistema electoral” iniciamos nuestro análisis sobre las presidenciales estadounidenses 2020.
Existen diversas formar de ganar una elección o asignar ganadores: la elección por mayoría absoluta, en la que un candidato gana cuando logra más de la mitad de los votos; la elección por mayoría relativa, cuando un candidato gana al obtener más votos que los demás, sin necesariamente lograr la mitad más uno ; la asignación proporcional, cuando se establece o asigna una cantidad de ganadores según las proporciones demográficas de un territorio o; diversas formas mixtas en las que de alguna u otra manera se combinan elementos de mayoría y elementos de proporcionalidad.
En el caso de los Estado Unidos existe una mezcla entre el principio de proporcionalidad y el principio de mayoría absoluta. En las presidenciales estadounidenses, para mantener un punto medio entre la elección popular (directa) y la elección por representación (indirecta), la cual es heredada desde 1787 debido al tamaño del país y a las dificultades para comunicarse en aquella época, la ciudadanía técnicamente vota por una lista de electores y, luego, son estos electores los que votan por el presidente.
En total son 538 miembros del colegio electoral que se distribuyen en los Estados según el mismo número de delegados en el congreso, es decir, 1 elector por cada representante a la cámara y 2 electores equivalentes a los 2 senadores que posee cada Estado.
El principio de proporcionalidad se evidencia en la asignación de electores por Estado y el principio de mayoría absoluta se evidencia en la votación de los electores. Para que uno de los candidatos obtenga la presidencia, debe contar con la votación de 270 de los 538 miembros del colegio electoral, es decir, la mitad más uno.
En referencia a lo anterior, es necesario aclarar diversos puntos; en primer lugar, debido a este sistema, no necesariamente gana el que tenga más votos ciudadanos. En realidad, gana el que consiga más miembros del colegio electoral, por ejemplo, en las pasadas elecciones presidenciales Donald Trump obtuvo casi tres millones de votos menos que la candidata Hillary Clinton, pero, el colegio electoral le dio mayoría (304 votos). En segundo lugar, con excepción de Maine y Nebraska, en 48 Estados y el Distrito de Columbia se maneja el método “winners take all” (El ganador se lleva todo), es decir, si un candidato gana en un Estado se lleva la totalidad de sus miembros del colegio electoral. En tercer lugar, los electores técnicamente pueden votar por quién quieran, pero, en la práctica existe un compromiso previo de votar por determinado candidato y, en caso de no votar por la persona que eligió el Estado, según cada legislatura, están sujetos a multas o simplemente se aprueba el voto y se le asigna la etiqueta de “desleal”. En cuarto lugar, pese a que técnicamente se vota por electores, en el boleto de votación aparecen los nombres de los candidatos a la presidencia. En ese orden de ideas, cuando se vota por el candidato, se está votando por los electores del Estado, cuyos nombres pueden o no aparecer en el tarjetón. Por último, si ningún candidato consigue la mayoría en el colegio electoral, la votación para presidente se traslada a la Cámara de Representantes y la votación para vicepresidente se traslada al Senado.
Para algunos, la incidencia que tiene la configuración del sistema sobre las terceras opciones o el hecho de no necesitar del mayor número de votación popular, son elementos antidemocráticos del sistema electoral estadounidense. Para otros, este sistema es democrático en la medida que protege a los Estados pequeños y les asigna mayor relevancia.
Vale la pena mencionar que, para las elecciones del 2020, debido a la pandemia por el Covid-19 y sus efectos sobre el país norteamericano, se estableció la opción de votar por correo. Este escenario ha sido fuertemente discutido por los actores de la contienda, por ejemplo, el candidato Donald Trump, argumentando “riesgo de fraude”, reconoció en entrevista con “Fox business network” frenar fondos al servicio postal de USA, que serían destinados para el voto por correo. Por otro lado, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, aseguró que esto era una “campaña de Trump para sabotear las elecciones”.
¿Sólo hay dos partidos políticos?
En la trama electoral estadounidense generalmente sólo suenan dos partidos, el partido Demócrata y el partido Republicano. Un escenario de dos grandes colectividades, con amplios antecedentes históricos, que se enfrentan por el poder. La pregunta que muchos se hacen es: ¿No existen más partidos en Estados Unidos?
Debido a que la primera enmienda de la constitución consagró la libertad de asociación que protege, entre otras formas de agrupación, a los partidos políticos, se podría plantear que legalmente Estados Unidos tiene las condiciones para ser un sistema multipartidista. En la práctica, debido a las dinámicas del sistema electoral, la necesidad de obtener mayorías en circunscripciones uninominales, el hecho de que sólo se de una ronda de votación y, los limitantes logísticos o financieros que imponen algunas regulaciones federales, se inhibe la formación de terceros partidos y se deja a las minorías sin representación nacional, escenario que da lugar a un sistema bipartidista.
Aunque a las elecciones se presentan más candidatos, las ventajas que el sistema electoral da a los dos partidos tradicionales se traducen en la creación de “partidos negativos”, es decir, votar por un partido grande para rechazar a otro grande o, se traduce en la necesidad de votar sí o sí por un republicano o un demócrata, en la medida que votar por un tercero se entiende como regalar el voto o arrojarlo a la basura, ya que estos no tienen posibilidad de triunfo.
Diferencia entre Trump y Biden
En el plano ideológico existen diversas diferencias y similitudes entre Donald Trump y Joe Biden. En los Estados Unidos el Neoconservadurismo es una posición filosófica de mucho peso y relevancia, que consiste en el principio rector de una política exterior activa y el uso liberal de la intervención militar, premisa sobre la que este país se asume como “paladín de la democracia” y como hegemón del mundo. En ambos candidatos esta etiqueta es difusa, por ejemplo, aunque Trump aboga por retirar tropas en Afganistán y ha abierto las puertas del dialogo en diversos países, maneja posturas hostiles con otros, y, en casos como Venezuela, sobre el argumento de “restablecer la democracia”, amenaza constantemente con la intervención militar, esto sin mencionar las escaramuzas bélicas con países como Irán o las subidas de tonos con países como Corea del Norte. Por otro lado, aunque Biden también aboga por retirar tropas en Afganistán y utilizar la fuerza como último recurso, debe recordarse que fungió como vicepresidente en el mandato Obama, administración que tan solo en su último año detonó 26.000 bombas sobre suelos extranjeros.
En el plano ideológico-económico debe hacerse un paralelo entre el exterior y el interior. Como planteaba el premio Nobel de Economía 2001, Josep Stiglitz, en su libro “Ell Malestar de la Globalización”, “los países del primer mundo son neoliberales de puertas para afuera y proteccionistas de puertas para adentro”. En el escenario exterior, ambos candidatos recomiendan a los demás países aplicar el acuerdo sobre los principios de gobernanza para el mundo en desarrollo, “consenso de Washington”, pero en el escenario interior establecen posturas proteccionistas, eso sí, con una marcada diferencia. Mientras Trump enfoca su proteccionismo en las empresas a través de duros aranceles a las importaciones, Biden enfoca su proteccionismo en la ciudadanía a través de derechos sociales representados en gasto público.
Una vez se tiene claridad sobre el corpus político-ideológico que destila cada candidato, se hace más sencillo dimensionar o entender el alcance y el sentido de cada propuesta concreta.
En referencia al Covid-19, mientras Trump plantea que su prioridad es mantener la economía abierta y evitar confinamientos, además de retirar a los Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, Biden plantea aperturas, pero, con restricciones y un programa nacional de rastreo y test gratis; respecto a las relaciones con América Latina, mientras Trump plantea una fuerte política antinmigración y asume una posición beligerante contra Cuba.
Biden plantea mecanismos de cooperación regional para temas de migración y retomar acercamientos con Cuba, eso sí, ambos manejan la misma posición frente a Venezuela. Frente a la política exterior, mientras Trump enaltece la consigna “América primero” y critica los aportes a la OTAN, Biden enaltece la consigna “Volver a liderar” y defiende el acuerdo nuclear con Irán; sobre temas económicos, mientras Trump ayuda con $300 dólares semanales a los desempleados, le dio beneficios tributarios a las grandes corporaciones en el 2017 y plantea cortar el impuesto sobre el salario (que financia la seguridad social), Biden plantea un paquete de ayuda financiera y seguro para desempleados, incrementar de $7,25 dólares a $15 dólares la hora salario e incrementar los impuestos para las grandes corporaciones mientras reduce los impuestos de quienes ganen menos de $40.000 dólares al año; en lo que respecta al comercio, mientras Trump defiende los aranceles a extranjeros, la guerra comercial con china y la compra de productos hechos en Estados Unidos, Biden también aboga por la compra de productos estadounidenses, pero, considera que la guerra comercial con China es un desastre; en temas ambientales, mientras Trump es escéptico del cambio climático, prioriza combustibles fósiles y rechaza el acuerdo de París, Biden reconoce el cambio climático como amenaza, plantea retornar al acuerdo de París y propones a 2050 un economía 100% limpia; respecto al aborto, mientras Trump propone retirar las protecciones federales ya existente respecto a esta práctica, Biden está a favor de proteger el legal acceso al aborto antes de 28 semanas; Por último, en relación con los acuerdo de paz firmados entre el Estado Colombiano y la guerrilla de las FARC, mientras Trump critica duramente el proceso y sus resultados, Biden los respalda.