El PISCC y la inseguridad en Ibagué

Foto: Dontamalio.com
Cuando finalizó el aislamiento estricto y se dio apertura a una nueva forma de normalidad en el territorio colombiano, la inseguridad comenzó a atiborrar primeras planas en medios y a ubicarse en el top de las agendas gubernamentales. En el contexto Ibaguereño los casos de sicariato, hurto a taxistas, hurto de bicicletas, riñas y demás delitos de impacto se convirtieron en una de las principales dolencias ciudadanas.
Revisando el comportamiento de los indicadores a mediano plazo, se encuentra que finalizando el cuatrienio 2016-2019 la mayoría de los delitos registraban crecimiento progresivo en sus cifras, luego, esta tendencia decreció súbitamente por cuenta de la pandemia en los primeros 5 meses del 2020 y, por último, cuando el aislamiento estricto llega a su fin, las cifras se elevan nuevamente, ahora con la posibilidad de incrementar exponencialmente debido a los estragos socioeconómicos y los límites a la acción institucional que provocó la pandemia.
Así está la inseguridad
Según datos aportados por el Plan Integral de Seguridad y Convivencia Ciudadana (PISCC) para la vigencia 2020-2023 y el Plan de Desarrollo “Ibagué vibra”, el comportamiento de la mayoría de los delitos de impacto se ubican en tres tipos: unos que entre los años 2016 y 2019 decrecieron sostenidamente, otros que decrecieron en el año 2019 luego de que el 2018 registrara el pico más alto del cuatrienio y, otros que incrementaron progresivamente.
En el caso de los homicidios, estos han venido disminuyendo sostenidamente, pasando de 99 casos en el año 2016 a 73 en el año 2019. En paralelo a esta tendencia positiva, otros delitos de impacto crecieron progresivamente en el último cuatrienio. Por ejemplo, en el caso de las amenazas, el municipio pasó de 330 denuncias en el 2016 a 813 en el 2019; en el caso de los delitos sexuales, se pasó de 382 en el año 2016 a 685 en el año 2019; y, en lo que refiere a hurtos a personas, se registraron 3.098 en el año 2016 y 4.119 en el año 2019.
Delitos de impacto 2016-2019

Por otro lado, el comportamiento de los delitos tuvo alteraciones sustanciales debido a la atipicidad de la pandemia. Para el periodo marzo- mayo del año 2020 los delitos registraron cifras históricas – 84% en reducción de delitos -. Por ejemplo, mientras en el año 2019 se registraron 428 lesiones personales, para el año 2020 se registraron 131; en el caso de los homicidios, mientras en el año 2019 se presentaron 11, en el año 2020 se registraron 8; respecto al hurto a personas, mientras en el año 2019 se reportaron 794 denuncias, para año 2020 el número llegó a 228; sobre el hurto a residencias, para el año 2019 se presentaron 169, 138 más que en el 2020; y, en lo que respecta a extorsiones, mientras en el año 2019 se denunciaron 15, en el año 2020 se denunciaron 7.
En el caso particular de la violencia contra la mujer, este delito mantuvo cifras altas durante la pandemia, especialmente en los primeros meses del aislamiento estricto. Aunque entre el 2018 y el 2019 los casos de mujeres que fueron violentadas pasaron de 869 a 786, entre enero y septiembre del año 2020 la violencia contra la mujer en el municipio de Ibagué registraba 563 casos de violencia, es decir, la violencia contra la mujer nunca paró.
Violencia contra la mujer en el año 2020

Es necesario mencionar, que aunque la disminución histórica de delitos fue expuesta por las autoridades municipales con un aire de “deber cumplido”, el encierro de delincuentes y victimas por cuenta del aislamiento estricto es la principal explicación del fenómeno, más no la efectividad institucional.
Por último, según la información georeferencial de los delitos expuestos en el PISCC e informes del programa “Ibagué Cómo Vamos”, las comunas en las que más se cometen delitos son las 1, 4, 7, 8, 9 y 10, las cuales registran el 72% de estos. Las comunas 1 y 4 abarcan el centro comercial, financiero e institucional del municipio, es una zona de amplio consumo y transcurrida circulación; la comuna 10 abarca el centro geográfico de la ciudad y cuenta con la presencia de establecimientos comerciales y de comida; por último, las comunas 7, 8 y 9 representan zonas periféricas del perímetro urbano y con poco acompañamiento institucional.
En ese orden de ideas, en las comunas centrales el delito es frecuente por el elevado nivel de concurrencia y actividades económicas y, en el caso de las comunas periféricas, el delito se presenta principalmente por un problema de cobertura, infraestructura y capacidad institucional, elemento que preocupa debido a que en este territorio se ubica la zona de expansión urbana, el futuro corazón de la ciudad.
Plan Integral de Seguridad y Convivencia Ciudadana 2020-2023
Para afrontar el tema de la inseguridad, los municipios del país están obligados por medio del decreto nacional 399 de 2011, a crear e implementar un Plan Integral de Seguridad y Convivencia Ciudadana. Según la ley 1801 de 2016 este debe presentarse dentro de los 6 primeros meses de gobierno. Cabe mencionar, que, aunque la ley en mención estipula este tiempo, la emergencia de la pandemia obligó a incrementar el plazo de entrega hasta el mes de julio (Decreto 683 del 21 de mayo del 2020), principalmente debido a la necesidad de ajustar prioridades y presupuestos ante el alto riesgo de incumplimiento. Además de lo anterior, también es menester recordar que el decreto que adopta e implementa el PISCC se dio hasta el mes de agosto. En ese orden de ideas, el Plan Integral de Seguridad y Convivencia Ciudadana de Ibagué lleva apenas 3 meses de funcionamiento y, los retos que debe afrontar son enormes.
Debido a la pandemia se espera un efecto rebote en el comportamiento de la inseguridad, es decir, se espera que el delito regrese a las proporciones que venía registrando, e incluso, se espera que sea peor, debido a los alarmantes indicadores socioeconómicos que generó la emergencia sanitaria.
La seguridad es reconocida por el PISCC como un asunto integral, que requiere coordinación interinstitucional y que existen por lo menos 18 fenómenos sociales que influyen sobre esta. En ese orden de ideas, los incrementos sustanciales que la pandemia generó en materia de desempleo, informalidad, pobreza extrema, pobreza monetaria y pobreza multidimensional, tendrán bastante incidencia sobre la seguridad ibaguereña.
Ahora, entrando en materia con el contenido, el plan integral de seguridad y convivencia ciudadana recibe financiación del fondo nacional de seguridad y convivencia ciudadana, de los fondos de seguridad de las entidades territoriales, del sistema general de regalías, de tasas y sobretasas que pueden adaptarse en las entidades territoriales, de recursos de libre inversión de las entidades territoriales y, de recursos que se apalanquen de organismos multilaterales, entes privados, entre otros.
En el caso de Ibagué este plan presenta contradicciones metodológicas. Por un lado se acoge a los presupuestos del “diagrama de Pareto”, en donde “si se tiene un problema con muchas causas, podemos decir que el 20% de las causas resuelven el 80% de los problemas y, que el 80% de las causas resuelve el 20% de los problemas”, esto en el marco de la inseguridad hace referencia a priorizar el 20% de los delitos con mayor ocurrencia para resolver el 80% de los problemas. En ese orden de ideas, el PISCC opta por focalizar y priorizar 5 delitos: el hurto a personas, las lesiones personales, las lesiones culposas en accidente de tránsito, la violencia intrafamiliar y el hurto a las residencias. Por otro lado, acogiéndose a las directrices de los planes de desarrollo municipal, departamental y nacional, además de otros planes y políticas, el PISCC opta por dirigir esfuerzos hacia otros 10 delitos para un total de 15, elemento que neutraliza la metodología del diagrama de Pareto ya que, entre más causas se prioricen menos porcentaje del problema se resuelve, debido a que las otras causas tienen bajos números de ocurrencia, algo así como tratar de arreglar todo y a la vez no arreglar nada.
En síntesis, además de los 5 delitos anteriormente mencionados, el PISCC priorizará homicidios, amenazas, hurto a comercio, hurto de automotores, hurto a celulares, abigeato, extorsión, delitos sexuales, delitos informático y delitos ambientales.
El plan cuenta con 19 programas y 77 actividades clasificados en tres líneas. La primera es la línea de acción y prevención, que hace referencia a la convivencia y el derecho a la paz, cuenta con 6 programas y 23 actividades estratégicas; la segunda, es la línea de vigilancia y control, que tiene como propósito la reducción del crimen, cuenta con 10 programas y 41 actividades estratégicas; y, por último, la línea de infraestructura, que tiene como fin garantizar la seguridad y cuenta con 3 programas y 13 actividades estratégicas.
En la primera línea llama la atención un punto que hace referencia a la creación de gestores de valores, conformados por el sector religioso y organismos internacionales. Vale la pena mencionar que los valores tienen un carácter subjetivo, que Colombia es un Estado laico y que el sector religioso es diverso. Este punto debe implementarse cuidadosamente para evitar efectos contrarios en materia de convivencia.
En la segunda línea se estipulan la mayoría de programas y actividades, esto se debe a que, aunque en los últimos años se incrementó el control de los comportamientos contrarios a la convivencia, el número de operativos y capturas para contrarrestar el delito disminuyó progresivamente. Además de lo anterior, se incursionará en sofisticados sistemas de vigilancia, por ejemplo, el uso de cámaras y drones para la detección del delito.
En la tercera línea se busca ampliar la cobertura de la acción institucional en materia de seguridad, especialmente en las zonas de mayor afectación, elemento que, según el diagnóstico, es bastante requerido.
Por último, vale la pena mencionar que el presupuesto aprobado para el Plan Integral de Seguridad y Convivencia Ciudadana que regirá durante los próximos 3 años es de $18.110.938.335 pesos distribuidos en las tres líneas, especialmente en la de vigilancia y control. Se espera que con esto se pueda mitigar la inseguridad y su evidente crecimiento.