El final de otra década

Se acaba el año 2020 y con él la segunda década del siglo XXI. Una década que para Colombia estuvo signada por dos gobiernos de Juan Manuel Santos (2010 – 2014 y 2014 – 2018) y dos años del actual mandatario Iván Duque (2018).
Durante esta década, nuestro país trató de asimilar las durísimas consecuencias derivadas de haber pactado un acuerdo de paz con la más antigua y numerosa de las organizaciones subversivas, pactado bajo un tratado internacional avalado y respaldado por la Organización de Naciones Unidas y un buen número de Estados que hacen parte la sociedad internacional y que empezó a ejecutarse a partir del 1 de diciembre de 2016. Consecuencias, que obedecen más a posiciones político – ideológicas producto de la polarización internacional y nacional que de Estado y beneficio económico – social. Así mismo, derivada de la anterior situación, el Estado adoptó posiciones y decisiones contradictorias con nuestros pares de América del Sur y Centro América, no existiendo unidad de criterio en el delicado manejo de las relaciones diplomáticas y militares, lo que produjo agrietamiento de las relaciones con regímenes que se hallan alineados al otro lado de los intereses político partidistas a los que pertenece cada uno de los gobernantes.
En el área económica son bastantes las variables que han incidido en el decaimiento actual de la economía. La caída de los precios internacionales del petróleo, la llegada masiva de migrantes desde Venezuela que ya supera los dos millones de personas, la caída de las exportaciones y del Producto Interno Bruto, y otras secuelas generadas a raíz de la pandemia por el Covid 19, tienen nuestra economía en serias y complicadas dificultades. El Producto Interno Bruto en el año 2010 fue de 640.151 miles de millones de pesos, y en el año 2019 de 881.429 mil millones de pesos, registrando una variación anual del 3.3 por ciento; al concluir el tercer trimestre del presente año, la variación anual es del menos 9.5 por ciento. Las exportaciones colombianas en el año 2010 ascendían a 101.203 miles de millones de pesos y registraron una variación anual del 2.1 por ciento; al concluir el tercer trimestre del presente año suman solo 82.216 miles de millones de pesos y una variación anual del menos 24.5 por ciento. Las importaciones en el 2010 ascendieron a 120.134 miles de millones de pesos, mientras que al concluir el tercer trimestre de 2020 son solo de 125.545 miles de millones de pesos, con una variación de menos 31.3 por ciento. (Fuente Banco de la República, boletín del 21 de diciembre de 2020).
El balance social es el más crítico y nada esperanzador, no solo por el alto índice de desempleo, los amplios márgenes de desigualdad y el elevado nivel de miseria y de pobreza en que viven un gran número de familias colombianas, sino porque quienes han asumido la vocería de estos sectores poblaciones, la defensa del acuerdo de paz y la defensa del Medio Ambiente y los derechos colectivos, han venido siendo asesinados de manera sistemática y progresiva. En los últimos cinco años el homicidio de líderes sociales y populares ha aumentado mas del 500 por ciento. En el 2016 fueron asesinados 61, en el 2017 84, en el 2018 115, en el 2019 108 y a pocos días de concluir el 2020 la cifra ya pasa de 300. Lo anterior, agravado por las declaraciones que hiciera el Relator Especial para los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas, Michel Forst, quien expresó respecto a estos homicidios y masacres: “Los asesinatos de líderes sociales son crímenes políticos”.
Y como si fuera poco lo anterior, el grado y la intensidad que ha asumido la confrontación política por el poder político en las próximas elecciones de Congreso y presidente, poco a poco polariza las fuerzas políticas y el presagio por lo que pueda suceder no es nada halagador, dado que los intereses políticos y económicos juegan no solo en el ámbito nacional, sino que éstos trascienden el ordenamiento internacional.