Ecos de un concierto… fallido

Ha transcurrido un mes después del escándalo suscitado a nivel nacional e internacional por la no realización del tantas veces publicitado y aplazado “Jamming Festival 2022”. Un fallido concierto que aunque fue organizado por un empresario privado, contó con la promoción, participación y decisión de autoridades administrativas del Municipio, encabezadas por su Alcalde, Andrés Fabián Hurtado, y varios de sus secretarios de despacho.
Sin mezquindad alguna debe decirse que el evento logró despertar un inusitado interés nacional e internacional, y la logística, así como el lugar de realización, constituía un presagio de que sería el evento cultural público más importante de Ibagué y el Tolima de las últimas décadas.
Por esta razón la revista COFRADÍA indagó con diversos actores públicos y privados sobre las verdaderas causas que impidieron su realización y encontramos un cúmulo de coincidencias que nos permiten concluir que más que una posible torpeza o negligencia de los organizadores, hay actuaciones y decisiones públicas y privadas que estaban previamente coordinadas para producir el resultado que de manera infortunada ocurrió y que ya todos conocemos.
En la edición impresa del mes de marzo y en nuestra edición digital, se hicieron públicas algunas de estas actuaciones particulares y actos administrativos del orden nacional y municipal. Sin embargo, lo que más sorprende es que a solo un mes del inigualable escándalo, los ánimos hayan sido calmados y las investigaciones penales y disciplinarias se hallen estancadas y tanto los medios de comunicación social, como los mismos perjudicados, se hayan enmudecido. Una práctica histórica en nuestra sociedad, bajo la cual no solo se cubre a diario bajo un manto de impunidad y olvido el delito, la corrupción y el abuso del poder.
Es necesario que las autoridades que coadyuvaron en la promoción y divulgación del evento, así como quienes con su actuar tardío permitieron que quienes aparecen como principales beneficiados de lo que ellos mismos han llamado “estafa masiva”, rindan cuentas públicas de su proceder y no hagan lo del avestruz y su conocido mito de esconder su cabeza para evitar el peligro que presienten o creen les viene sobre él.
A dar explicaciones públicas, no solo ante las autoridades que parece nunca los convocarán para oírlas, sino ante el pueblo ibaguereño y tolimense, pues es su principal deber y obligación. ¿O será mucho exigirles?