Consejos Municipales de Juventud: ¿Un saludo más a la bandera?

El próximo 5 de diciembre se elegirán en Colombia los denominados “Consejos Municipales de Juventud”, una novedosa apuesta que le hace el gobierno a los jóvenes para vincularlos a las decisiones institucionales y procesos democráticos para tratar de apaciguar la rebeldía e inconformismo de muchas décadas de olvido y desatención. ¿Funcionarán?
Los Consejos Municipales de Juventud fueron creados para vigilar, controlar, interlocutar y concertar con las autoridades municipales las políticas públicas relacionadas con la población juvenil. La figura surgió en el año 2013 mediante la ley 1622 y la elección popular de sus miembros fue incorporada por medio de la ley 1885 de 2018. El primer proceso electoral de los CMJ tendrá lugar el próximo 5 de diciembre, acontecimiento que fue denominado por el presidente Iván Duque como “uno de los hitos más importantes en la historia de la democracia colombiana”.
Aunque el optimismo rodea el proceso y la narrativa institucional lo presenta como una respuesta positiva a las exigencias que los jóvenes trasladaron a las calles en tres meses de Paro Nacional, existen cuestionamientos sobre la incidencia real que se le ofrece a la juventud desde un instrumento más de participación ciudadana.
En la ley 1885 de 2018 la categoría de joven es entendida como “aquella persona entre 14 y 28 años cumplidos en proceso de consolidación de su autonomía intelectual, física, moral, económica, social y cultural, que hace parte de una comunidad política y en ese sentido ejerce su ciudadanía”. Lo anterior define a este segmento poblacional como ciudadanos aún en proceso de construcción y da elementos para pensar que la concepción regente desconoce el pleno de su autonomía, no en vano se escuchan expresiones como: “utilizar a los jóvenes”, “engañar a los jóvenes” y “sembrar odio en los jóvenes”. De hecho, la primera declaración del mandatario colombiano sobre los CMJ estuvo acompañada por la siguiente frase: “eso (Propuestas) es más importante que los que quieren, con propósitos destructivos, manipularlos e incidir en la juventud para llevarlos a la violencia y al extremismo”.
Ahora, teniendo presente que, según la legislación colombiana, estos Consejos no toman decisiones directas sobre la acción del Estado en temas de juventud, las preguntas que inmediatamente saltan a la mesa son: ¿Entender a la juventud como un grupo poblacional maleable, influenciable y carente de autonomía sobre el imaginario de que sigue siendo un sujeto en construcción, es acaso el sustento para no hacer de los CMJ ordenadores del gasto, “órganos legislativos” o cualquier tipo de instancia que no esté supeditada a la voluntad de las administraciones municipales?; ¿Es de estricta necesidad tener un CMJ para intervenir en asuntos de juventud o modificar la agenda gubernamental?; ¿Las personas mayores de 28 años no pueden ser utilizadas, influenciadas o engañadas en el ejercicio de la política?
Aunque el debate sigue vigente, existen diversos atributos que merecen resaltar. En primer lugar, la elección democrática abre la puerta a jóvenes contradictores; en segundo lugar, desde este escenario se puede hacer un fuerte ejercicio de veeduría, no obstante, esto último dependerá de la calidad de los elegidos; en tercer lugar, los CMJ serán importantes semilleros de liderazgos y; en cuarto lugar, si se logra una verdadera articulación entre los consejos y las autoridades, los jóvenes podrán materializar sus propuestas.
¿Cómo va el proceso?
Cofradía consultó al Registrador de Ibagué, Marcelo Lozano, diversos aspectos sobre el proceso. Según el funcionario, en la capital musical se inscribieron 35 listas, para un total de 200 candidatos aproximadamente. De estas listas, 13 pertenecen a Partidos Políticos, 13 a movimientos independientes y 9 a prácticas organizativas.
Llamó la atención que el procesos de inscripción, en el caso de los partidos, estuvo acompañado por caravanas, orquestas y precandidatos a la Cámara de Representantes, conductas que instan a preguntar por la posibilidad de reproducir prácticas de vieja data. “Sí pueden ser permeados, aunque eso depende del nivel de dependencia que tengan los jóvenes. Ellos hacen trabajo independiente y lo han demostrado”, expresó el Registrador sobre el tema.
Por otro lado, le preguntamos por la incidencia y el reto de los CMJ, a lo cual respondió:
“El proceso responde a lo que se vio en el Paro Nacional y hace parte de un paquete de proyectos destinados para los jóvenes. Este ejercicio va abrir espacios y eso va a ser muy interesante, en últimas, ellos son los que van a renovar a la clase política. Aunque, si no hay una buena actitud de las autoridades no va a pasar nada, la incidencia se tiene que crear, pues se requiere seriedad y cumplimiento para que esto se dé, cumplimiento de las autoridades para tomar las propuestas que salgan de los CMJ y cumplimiento de los jóvenes en la votación. Si hay una baja votación el 5 de diciembre, estarán botando todo lo que hicieron en las calles”.
Hablan los protagonistas
Para terminar, en aras de conocer un poco lo que está pensando la juventud que quiere participar, Cofradía entrevistó a dos candidatos para que nos informaran sobre sus expectativas e interés en el proceso.
Valeria Botero Girón, de 17 años, estudiante de grado 11 en el municipio de El Espinal, personera estudiantíl, emprendedora y candidata a los CMJ por el Partido Conservador, expresó lo siguiente:
“En mi sentir pienso que es una gran oportunidad para ser vocera de todos aquellos jóvenes que quieren ser escuchados; deseo plantear alternativas a todas las necesidades y problemáticas que nos aquejan. Uno de los propósitos de los CMJ es actuar como mecanismo de interlocución y concertación sobre temas juveniles, por ende, sí tienen incidencia. Ahora, considero que los CMJ deben ser espacios políticos de los jóvenes para los jóvenes, quienes tenemos el deber moral de crear una nueva generación libre de los mismos errores de las viejas clases políticas, además, debido a que el gobierno ha venido implementando algunas políticas exigidas por los jóvenes, los Consejos están en la obligación de verificar su ejecución. Por último, deseo evitar a toda costa que los jóvenes de mi municipio caigan en el uso de las drogas o en actividades ilícitas, generando más espacios de participación culturales, académicos y deportivos”.
Santiago López, de 25 años, politólogo, empresario, excandidato al Concejo de Ibagué y candidato al CMJ por el Partido Liberal, planteó lo siguiente:
“Mi objetivo es trabajar por los jóvenes de nuestro municipio y fortalecer espacios para ellos en diferentes áreas, con el objetivo de tener mayores oportunidades y contribuir al desarrollo de Ibagué. Queremos dejar muy claro que los jóvenes somos y seguiremos siendo la voz del cambio en nuestros territorios. Los CMJ sirven para incidir en la construcción de políticas públicas, además tendremos la capacidad de ejercer presión para que el espacio no quede en nada. Desde mi punto de vista fue un error programar estas elecciones en un periodo tan cercano a elecciones de nivel nacional, en dónde todos quieren incidir en las listas a los CMJ, aún así, es un ejercicio democrático que sí pude contribuir en la construcción de espacios y de nuevas oportunidades para los jóvenes del país”.