A tirar para el mismo lado

Iván Ramírez Suárez
La difícil situación económica y social que vivimos en la gran mayoría de Estados del mundo, nos obliga más que nunca a que desde nuestro terruño impulsemos y apoyemos ideas y propósitos comunes, para salir del atolladero en que nos coloca la pandemia Covid 19.
En el caso colombiano, la víspera de un proceso electoral que elegirá la nueva composición política de una de las ramas del Poder Público, el Legislativo (Senado y Cámara de Representantes), desviará el análisis, la sensatez y unidad nacional que requiere la concreción de soluciones prácticas y urgentes, hacia la atribución o no de posible responsabilidad política a los actuales gobernantes que por acción u omisión se cree han contribuido a agravar el problema.
Circunstancia, que producirá réditos electorales a quienes utilicen esta estrategia a favor o en contra, mas no contribuirá a hallar soluciones acertadas y unificadas a las delicadas secuelas que de manera indiscriminada nos quedan como herencia.
En el caso de Ibagué, tanto los gremios económicos como la Administración Municipal son conscientes de la delicada situación que en materia de desempleo, seguridad, informalidad y desaceleración económica presenta la ciudad. La reciente visita del director del Departamento Nacional de Planeación Juan Daniel Oviedo, contribuyó a unificar criterios y conceptos sobre la realidad que padecemos, más nos deja dudas sobre la mejor manera de empezar a construir soluciones en unidad con las fuerzas vivas del departamento y el municipio.
Según Oviedo, y tomando como fuente los resultados obtenidos en la encuesta “Pulso Social” que hace Planeación periódicamente para medir el pulso económico de las capitales de departamento, Ibagué tenía 234 mil personas ocupadas en el año 2019 y en este año, a raíz de la pandemia, cerca de 48 mil personas perdieron o dejaron su ocupación. Además, dice el análisis, “que la población ocupada en Ibagué es menos educada que la del promedio nacional.” Dato que soporta, expresando que el estudio arrojó que “de los 234 mil ocupados en el 2029, una mayor concentración simplemente estudió hasta primaria o bachillerato.” (Fuente entrevista diario EL NUEVO DÍA 30-11-2020).
Y sigue diciendo el señor director Nacional de Planeación, una verdad sentida y conocida por todos los ibaguereños: “Cuando se dice que Ibagué es una Ciudad Universitaria, surge otro argumento, la fuerza laboral está menos educada porque los jóvenes preparados se están yendo del Tolima. Por eso entre 2015 y 2018 la población del departamento estuvo estancada.”
Y remata Oviedo: “El IPC muestra que Ibagué registra deflación con índice de -026”.
Consecuencia que atribuye a “la desaceleración económica más profunda y a la alta tasa de desempleo”, que en los últimos años nos tiene rondando los tres primeros lugares a nivel nacional.
Aunque todas estas verdades y cifras estadísticas han sido evidenciadas por la Academia y la empresa privada, la visible fractura que existe entre éstos y la clase política que direcciona lo público, nunca nos ha permitido jalar para el mismo lado, circunstancia que agrava nuestra situación y retarda la búsqueda e implementación de políticas públicas creadas y ejecutadas hacia unos mismos objetivos.
Es una realidad que todos conocemos, pero que por circunstancias genéticas y culturales no nos deja progresar.